El magistrado Napoleón R. Estévez Lavandier resaltó la importancia de actuar con imparcialidad en el ejercicio de la función jurisdiccional e instó a los magistrados y letrados a continuar ejerciendo su rol con integridad y sentido ético. En esa línea, el Dr. Armando Andruet dictó la conferencia «La dificultad del juez de ser auténticamente imparcial en el acto de juzgar».
SANTO DOMINGO. El Tribunal Constitucional (TC) realizó la cuarta jornada de su Programa de Educación Continua para Servidores Constitucionales, que responde a su compromiso con la formación ética y profesional de sus integrantes. En esta ocasión, el Dr. Armando Andruet tuvo a su cargo la conferencia magistral «La dificultad del juez de ser auténticamente imparcial en el acto de juzgar».
La jornada estuvo encabezada por el magistrado Napoleón R. Estévez Lavandier, presidente del TC, quien destacó la pertinencia del tema escogido e indicó que este tipo de iniciativas reafirma la vocación de servicio de esta alta corte con una perspectiva basada en los principios de la ética, la dignidad y la conciencia. Al reflexionar sobre la imparcialidad judicial, señaló que esta constituye un desafío inherente a la condición humana, y con mayor razón, para quienes tienen la responsabilidad de impartir justicia.
«Los jueces no son imparciales por naturaleza, sino que somos personas de carne y hueso con convicciones, emociones y experiencias, que, de forma inevitable, pueden influir en nuestras decisiones. Solo si somos conscientes de estas circunstancias podemos ejercer un control ético y racional sobre nuestros procesos, evitando que nuestros propios prejuicios condicionen el sentido de las resoluciones», expresó.
Asimismo, subrayó que el compromiso de la imparcialidad no recae de manera exclusiva sobre los jueces, sino que también alcanza a los letrados, quienes son los primeros en interactuar con los expedientes sometidos ante el tribunal. En ese sentido, alentó a todos los presentes a continuar desempeñando sus funciones con responsabilidad e integridad. Recordó, además, que el Reglamento Ética y Disciplina del Tribunal Constitucional establece expresamente en su artículo 6 el deber de actuar con imparcialidad.
Durante el acto, el rector de la Universidad del Caribe (Unicaribe), Emilio Mínguez Torres, pronunció las palabras de bienvenida al evento desarrollado en esa casa de altos estudios, en las que resaltó la relevancia de esta jornada formativa para debatir sobre un tema tan fundamental para el sistema de justicia.
«Ser imparcial no solo garantiza que el proceso sea lo más justo posible, sino que afianza y fortalece la confianza de los ciudadanos en la justicia y las instituciones» argumentó Mínguez Torres. Asimismo, sostuvo que la presencia de magistrados y letrados en esta actividad refleja el compromiso del TC con la justicia constitucional.
Posteriormente, la directora del Despacho de Presidencia del TC, licenciada Montserrat Pérez, dio lectura a la hoja de vida del conferencista. En su disertación, el Dr. Andruet afirmó que el acto de juzgar es el acontecimiento más significativo dentro de un proceso judicial, y que excede la simple emisión de sentencias. Expuso que toda persona posee una subjetividad moldeada por sus vivencias, lo que provoca que el acto de juzgar contenga un componente psíquico y psicológico en el que se conjugan los sentidos y la mente.
El conferencista advirtió sobre la imposibilidad de desvincularse por completo de los millones de registros que configuran la mente humana. En este contexto, expresó que «Una premisa no completamente verdadera es creer que el juez cuando habrá de asumir el acto de juzgar se pueda situar en un ámbito donde se pueda excluir de su contexto, y, por lo tanto, se ubica en una dimensión en la cual se encuentre desprejuiciado y no sesgado y deje, entonces, de ser quien es, para que en dicho estado pueda ser completamente imparcial».
Añadió que, al intentar desprenderse de sus sesgos, los jueces pueden quedar en una posición de mayor vulnerabilidad. A su juicio, los poderes judiciales enfrentan una deuda pendiente al no incorporar de forma sistemática la dimensión psicológica del juzgador en el análisis de sus decisiones: «No hay una práctica habitual de los poderes judiciales de vincular los temas de la psicología de la mente del juez para ver cómo hacen los abordajes de los temas».
En la parte final de su intervención, el Dr. Andruet precisó que la imparcialidad es parte del núcleo ontológico de la ética judicial. Profundizó en el argumento de que la misma «supone un mismo rango como entidad, como principio de la ética para cualquier tribunal con independencia de su naturaleza, sea un tribunal constitucional, un tribunal supremo, una corte suprema o sea un juez de paz, creo, en definitiva, que la imparcialidad es siempre eso». Concluyó que le corresponde al poder judicial promover constantemente que los juzgadores puedan dejar de «ser solo jueces» para convertirse en «buenos jueces», y de este modo contar con mejores magistrados.
Al evento asistieron los magistrados Miguel Aníbal Valera Montero, primer sustituto del presidente; Domingo Gil, Fidias F. Aristy Payano, Sonia Díaz Inoa, José Alejandro Ayuso, María del Carmen Santana de Cabrera, Army Ferreira y Amaury A. Reyes Torres, así como la secretaria general, Grace Ventura Rondón.